El expresionismo alemán en el cine influyó significativamente en el desarrollo del cine como forma de arte. Esta corriente artística fue un punto de inflexión en la historia del cine, ya que introdujo técnicas visuales dramáticas y emocionales que antes no se habían visto en la pantalla.
 

 
“El Gabinete del Doctor Caligari” (1920) dirigida por Robert Wiene: esta película se considera una de las obras maestras del cine expresionista alemán. Se caracteriza por su uso de decorados distorsionados, sombras oscuras y personajes perturbadores.
 
“Nosferatu” (1922) dirigida por F.W. Murnau: esta película es una de las más famosas del expresionismo alemán. Se centra en la figura del vampiro, y utiliza efectos visuales dramáticos para crear una atmósfera siniestra.
 
“Metrópolis” (1927) dirigida por Fritz Lang: esta película es una obra maestra de la ciencia ficción expresionista alemana. Se caracteriza por sus decorados gigantescos y angulares, su atmósfera futurista y su mensaje social sobre la lucha de clases.
 
“El Último” (1924) dirigida por Friedrich Wilhelm Murnau: esta película es un ejemplo destacado del expresionismo alemán en el cine mudo. Utiliza técnicas visuales dramáticas para explorar la psicología del personaje.
 
Estas películas se consideran del expresionismo alemán porque todas comparten características clave del movimiento. Cada una de ellas utiliza decorados exagerados y dramáticos, técnicas de iluminación expresivas y ángulos de cámara inusuales para crear una atmósfera inquietante y perturbadora.
 
Además, las historias de estas películas a menudo se centran en personajes alienados y solitarios que luchan contra las fuerzas opresivas de la sociedad. El mensaje social y político es una característica fundamental del movimiento, y estas películas lo reflejan claramente.
 
Sus influencias en otros géneros cinematográficos es notable, como el cine noir, el cine de terror y la ciencia ficción. La técnica de iluminación expresiva, por ejemplo, fue utilizada posteriormente en películas de Hollywood como “Casablanca” (1942) y “El tercer hombre” (1949).
 
Posteriormente, multitud de películas trataron de recuperar la esencia del expresionismo alemán, como es el caso de: Las zapatillas rojas (1948), Narciso negro (1947) o A vida o muerte (1946); aunque se realizaron varios años después del expresionismo, utilizan técnicas visuales similares y se inspiran en el estilo exagerado y dramático del expresionismo alemán. Lo que se conoce como el expresionismo a color.