· TRADUCIDA AL CASTELLANO:
MARC NADAL: CUANDO LA INNOVACIÓN PASA AL CINE.
29 de abril 2013
DAVID FARRERO y IRENE EZQUERRO
Con sólo veintitrés tres años ya ha conseguido producir, dirigir y montar un gran número de cortometrajes, además de ser ganador del concurso Netreporter 08, entre otras experiencias. Actualmente, Marc Nadal tiene dos cortos en fase de pre-producción y ya piensa en futuros largometrajes. Sin duda, todo un talento precoz.
Empezamos, Marc, hablando de tres de tus cortos que más éxito han tenido, no sólo porque hayan sido seleccionados para muestras internacionales de cortos, sino también a nivel de crítica. Me refiero a La piel y el alma, April and June y Ante la araña. ¿Qué tienen en común estos tres cortos?
Estos últimos cortometrajes que he realizado, todos ellos están enfocados siempre hacia los personajes, cómo son, que pretenden conseguir, cuáles son sus objetivos. Por ejemplo, en April and June alguien quiere escapar de un manicomio. En Ante la araña una chica quiere dejar a su madre. Sin embargo, en La piel y el alma es al contrario: un personaje quiere unirse con otro. Es decir, siempre son cortos de dos personajes, siempre hay dos chicas, y tratan sobre cambiar la vida. Una situación que empieza y debe acabar con una vida totalmente diferente. Y tienen en común un lazo de amor entre ellas, aunque sea fraternal o aunque sea más de amor de necesidad.
Ya hemos visto que en La piel y el alma tratando temas un poco controvertidos. El amor entre dos mujeres, dos hermanas. De donde te surgió esta idea?
Si sólo fuera amor entre mujeres no habría por qué hacerlo, porque es algo que ya está asimilado. Y si no está asimilado debería estarlo. Hace tiempo estaba mal visto el amor entre dos mujeres, pero ahora esto ya empieza a estar bien visto, a ser normal. Entonces ahora yo planteo en este corto otro tipo de amor. Lo ves y das tu opinión. Cada uno lo que piense. Esto es el cortometraje. Es decir, si estás a favor o en contra de la relación que está en este cortometraje, pero no una relación entre hermanos cualquiera, sino la de este cortometraje. Tienen nombre, tienen apellido y vada una su forma de ser. Te puedes identificar con ellas, además, comprendes cómo son sus vidas, por qué están mejor juntas que separadas. Hay un momento en que hay un abrazo en el corto, cuando todavía no sabes nada de lo que sienten, es un abrazo natural, en cambio, cuando termina el corto y ves un abrazo, igual lo puedes ver diferente.
Es decir, intentas sugerir, que no poner nada morboso.
Exacto. Si de hecho, morboso no hay nada. No hay ni un beso en todo el corto. Sólo hay un diálogo. Hay un tema a debatir, pero no hay ni desnudos, ni escenas raras, ni explícitas de nada. Ni siquiera besos. Hay un abrazo, como mucho.
Vamos ahora a hablar de tus inicios. ¿Cómo ha evolucionado el Marc Nadal que trabajaba más en la parte del montaje del corto, al que luego ha ido dirigiendo?
He decirte que en los primeros cortos que hice aparecía yo. Y a veces convencía a alguien para ponerse delante de la cámara. Era sólo hacer planos y montarlos. Era ensayar. Estos cortos no se pueden ver hoy en día.
Nos referimos a los que ya enviaste a algunas muestras.
Sí. Estos cortos igualmente los sigo haciendo yo. Hago la fotografía, el guión, la distribucción, los produzco. Y en rodaje estamos yo y las actrices, en estos tres últimos por ejemplo. Sí he hecho alguno en medio como La mano de la muerte o Marionetas, en los que tenía un gran equipo. Tenía veinte personas allí, buscándote el arte, buscándote la iluminación, buscándote todo. Pero aún hoy sigo haciendo multitarea. Porque buscas una fotografía, te identificas con la fotografía, te identificas con la cámara, te identificas con el sonido. Buscas algo más. Que todo esté en orden. A la vez que buscas un estilo. Tu estilo. Cuando tengas un estilo tuyo, entonces sí podrás dirigir un equipo explicándole lo que quieres. Por ejemplo, los primeros cortos que hice son mucho de haber visto películas americanas. Es decir, se trata de buscar un sentido propio.
En los últimos cortos que has dirigido, tanto Montserrat Ocaña como Nuria Molina han protagonizado una parte importante. Como es trabajar con ellas?
Muy fácil. Ha sido muy fácil. Tanto que quieres repetir. Conocí primero a Montserrat Ocaña y domina mucho lo que son los personajes tal como los describo yo. Es decir, ella se identifica con la forma de drama que yo planteo a la historia. Este tipo de personaje que está encerrado en sí mismo, que está pensando, que no sabe cómo enfrentarse a algo, pero interiormente, con la mirada que pone, ves que tiene la fuerza para enfrentarse a ello. Por ejemplo, Montse tiene esto en la mirada, en la cara, en la forma de moverse. Esta fuerza interior que la recibes en un personaje reprimido. Y por eso Montse está nominada a mejor actriz en un festival.
Y a Nuria Molina la conocí en La Carta. Con ella fue como que lo entendía. Digamos que a un actor tienes que explicarle muchas cosas. Le cuentas la historia, el personaje, luego le cuentas el sentimiento de cada plano, y entonces ellos te van haciendo. Y con Núria fue “le explico la mitad” y lo hace perfecto.
Es decir, tenías sintonía desde el principio, ¿verdad?
Sí. Nuria entiende como funciona la fotografía en los cortos. Se involucra dentro de esta forma de hacer los cortos que tengo yo. Con ella empecé con un corto experimental, como es La Carta o La mano de la muerte, donde todo son símbolos, pero ella entendía los símbolos. Y después hicimos La piel y el alma, que es mucho más narrativo, porque yo ya veía que ella era capaz de dar mucho más de lo que daba en los cortos, era capaz de dar mucho más con los personajes. Entonces cómo eran cortos de personajes nos centramos en su manera de actuar, en sacar diferentes registros. Ya ves, le han dado un premio a la mejor actriz en April and June y la han nominado a mejor actriz en La piel y el alma.
Estás orgulloso de que dos actrices que han pasado por cortometrajes tus tengan tanto éxito, no sólo a nivel estatal sino también internacional?
Claro. Además el hecho de que uno escribe guiones sobre personajes. No son cortometrajes sobre una situación, sino sobre personajes. Como viven ellas dos o como hablan, como acaban, como se juntan, como se separan. Entonces, claro, haces un corto para personajes y ves que reciben premios a mejor actriz. Y es un orgullo y es mérito suyo, de las actrices, que se enfrentan a ello.
Marc, tú has tenido la suerte de que tus cortos han sido presentados no sólo aquí en Cataluña sino también sobre todo en Latinoamérica. ¿Cómo es tu relación con estos países?
Con México y Argentina muy próxima. A pesar de la distancia, ha sido muy cercana porque enviando los cortometrajes a todo tipo de festivales siempre me acostumbran a seleccionar allí. A veces me han llamado para hacer una entrevista telefónica desde Argentina. Me siento muy acogido. Creo que debería terminar yendo a vivir allí. Hay otro tipo de cine, de industria, de cultura, y la cuestión es que los cortometrajes que hago se acercan más a este tipo de cine. Y cada vez más, los contactos con esta parte del mundo sólo hacen que aumentar.
Volviendo al tema de actores y actrices, ¿cuál es el perfil de un actor o actriz que buscas más para tus cortos?
Depende del personaje, depende mucho de la medida que tenga el actor, su presencia, etc. Pero es verdad que hay una línea general de actor, que sea capaz de transmitir las cosas. De entenderlo. La cuestión es que hay actores que son muy cerrados, que expresan algo sin casi decir nada, estando muy quietos. Y hay otros actores que se mueven mucho, que mueven mucho la cara y el cuerpo. Me fijo en las emociones de los actores. Sobre todo, los que son buenas personas, lo sabes al momento. Son gente, que aunque no actúe, te muestra su forma de ser. Directamente, son abiertos y nada creídos.
¿Hay algún ejemplo, donde hayas dicho “eso es exactamente lo que estaba buscando”, o al revés?
Sí. Me pasó con Jesús Sesma, cuando hicimos un corto que se llama Terapia. Cuando lo vi, enseguida empecé a pensar en él como actor para otros cortos, con una temática totalmente diferente. Y eso me ha pasado con él, con Montse Ocaña y con Núria Molina. Me quedan grabados y tengo que hacer cortos con ellos. Me conozco su perfil y sé que pueden hacer cosas diferentes, dentro de una línea, dentro de un rango. Y quiero experimentar. Quiero verlos con perfiles diferentes de los que tienen. Noto que empatizo con el tipo de emociones que ellos reflejan. Porque escribes un personaje, y este te enseña, te muestra una emoción, y esa emoción sale de ti porque lo has descrito y cuando ves esa emoción plasmada en una persona, además de que trabajas mucho más rápido, el resultado es mejor ya que todo lo que tú haces en el corto va en esta línea.
¿Qué retos tienes de cara a tu futuro profesional, de cara, el 2014?
Ahora estoy escribiendo un guión de largometraje. La idea la tuve desde hace ya varios años.
Sería tu primera experiencia en largometrajes?
Sí, he hecho dos mediometrajes, de cuarenta minutos. Pero para ser capaz de contar una historia que dura una hora y media requiere más preparación y todos los cortometrajes que estoy haciendo también me sirven como práctica. Se ve que un estilo está avanzando. Con sus variantes, pero está avanzando. Quiero hacer unos cuantos cortos más, mientras paralelamente voy haciendo este guión, que se difundiría por Internet, a no ser que salga alguna productora. Por ahora lo produciré yo y se estrenará en Internet. Como el cine se lo está comiendo Internet, nos uniremos a ello. La cuestión es que antes las ideas que se me venían a la cabeza sólo eran para largometrajes debido a la costumbre que yo tenía de ver largometrajes. En cambio, ahora se me ocurren historias para cortometrajes cuando pienso que es el momento de hacer largometrajes.
¿Cómo crees que ha afectado la crisis en el ámbito del cine?
Actualmente en cuanto a festivales hay muchos que han dejado de hacer ediciones, otros que han dejado de dar dinero en metálico en los premios y se ha frenado la creación de muchos otros, lo que dificulta a los cortometrajistas dar a conocer su obra. Esto se puede aplicar de la misma forma a las productoras, dicho de otra manera, hay mucha competencia y el mercado se reduce.
A pesar de la crisis, el sector del cine demuestra estar todavía muy vivo gracias a la aparición de gente joven, que intenta innovar a la hora de trabajar, como es el caso de Marc Navidad. Su paso de dirigir cortos a largometrajes tiene toda la pinta de ser bastante exitoso si nos fijamos en la trayectoria de este joven egarense y en la calidad tanto de sus guiones como la de las personas que lo suelen rodear cuando trabaja.